lunes, 7 de mayo de 2012

¡Pero andá a freír churros, salame!

HARRRRTA. Me tienen harta.

¿¡por qué cada vez que alguien me dice algo lindo sobre mi trabajo -o algo no relacionado a las apariencias- un tercero me dice "te quiere dar"!?

Loco, ¿no se les ocurre que tal vez SÍ hago bien mi laburo... que SÍ merezco los clientes que tengo porque me rompo el alma laburando o que tal vez SÍ les caigo bien, genuinamente?

Es ofensivo que cada vez que alguien me felicita por algo todos piensen que es "porque me quiere dar". Me ofende, no me halaga. Me ofende porque implica que el halago no es honesto, implica que es imposible que yo haga algo bien y que me feliciten. Implica que son todos unos imbéciles.

Estoy en serio enojada.
Basta con esos comentarios, loco.

Sí, el que manda en marketing exigió que se trabajara conmigo ¿y? ¿qué tiene? ¿no puede ser que sea lo que necesiten para ese producto? ¿o necesariamente tiene que significar que me lo re curtí o que me lo levanté y me quiere dar?

B A S T A.

Basta...en serio, la cortan.

viernes, 4 de mayo de 2012

Me da vergüenza...

...este blog, punto uno. Sobre todo porque ya no soy anónima (igual, guardás el secreto para siempre ¿no que sí?)
Me da vergüenza que me gusten ciertas canciones súper pre-fabricadas.
Mi cuerpo.
Mi cara.
Mi ignorancia sobre tantísimos temas.
Saber tantos datos de color sobre tonterías.
Me da vergüenza mi voz.
Mi risa.
Ser tan naif para ciertas cosas.
Que me miren, me da mucha vergüenza que me miren.
Me da vergüenza llamar la atención.
Me da vergüenza que en mi cara se nota casi siempre lo que pienso o lo que siento.
Me da vergüenza tener la edad que tengo y seguir teniendo vergüenza sobre tonterías.
Los chistes malos que mi papá le hace a los mozos o a los trapitos (pero son su sello, lo amo jaja)
Tener hecha una operación.
Me da vergüenza equivocarme, terrible vergüenza.
Hablar fuerte y no darme cuenta.
Desafinar cuando estoy cantando en serio.
Mi departamento.
Llegar tarde.
Llegar zarpadamente antes (para evitar llegar tarde)
No saber tomar.
No saber silbar.
No saber guiñar un ojo.
Ni levantar una ceja.
Me da vergüenza ser tan vaga para algunas cosas.
Hablar frente a mucha gente.
Me da vergüenza cuando en el trabajo algo no me sale.
Ser ñoña.
No saber ser de otro modo, aunque sea para disimular un rato.
Que la gente sepa que soy vergonzosa.
Otras cosas no me dan vergüenza...
Pero me daría vergüenza no darme cuenta de que tendrían que darme vergüenza
¡Qué vergüenza!

Ahora repetite la palabra "vergüenza". ¿No te suena rara?
¡ESTO! Esto mismo que acabo de hacer... irme por las ramas sin sentido me da vergüenza.
Más vergüenza me da que en mi mente sí tenga sentido.

Hablaría sobre las cosas que me dan bronca... pero no, eso es mala onda. Y no quiero mala onda en este momento.
Mejor me busco videítos paparulos en Youtube. Y listo.
Punto.
(¿decir "punto" y ponerle punto al final de la frase ¿Es una redundancia?)
Bueno, y basta. Listo.
Punto
.

Wow

Tengo una amiga que está de novia hace siete años y convive hace, no sé... dos, creo. O por ahí.

Ella es N y él F.

N y F se llevan bastante bien. Están súper enamorados. Son divinos. Ella desde que cumplieron cuatro años está esperando que F le proponga matrimonio. Claramente todavía no le preguntó ni qué mermelada quiere con las tostadas. Pero bueno, no big deal.

Hace como ocho meses vienen planeando un viaje a Europa, sus primeras vacaciones importantes. N estaba súper entusiasmada y en esas charlas que tenemos me cuenta que cuando volvieran de Europa le quería decir a F que ella estaba lista para tener un bebé, que quería formar una familia con él, porque lo ama y todas esas cosas divinas.

Hace un mes, N me cuenta que conoció a un chico y que se enamoró. Chan. Así, de la nada.
Yo: - ¿¡Cómo que te enamoraste!?
N: - Sí, no sé. Me enamoré. Quiero estar todo el tiempo con A, no dejo de pensar en él, lo quiero conocer más. Me encanta. Y a él le pasa lo mismo conmigo. Ya le cortó a la novia.

Cuando me cuenta esto para Europa faltaban 2 días... o sea...

¡Qué destino jodido! ¡Mi amiga estaba bien! ¡F estaba bien! Y de repente, de la nada.. aparece A, inocentemente... y le movió el piso a N (¿muchas letras, ya?... perdón)

N y F se fueron a Europa. N tratando de hacer como si nada, F no es boludo.. se dio cuenta de que algo no estaba bien.

N en este preciso momento está cortándole a F y se va a venir a dormir a casa.

¿¡Entendemos la gravedad del asunto!? N quería hijos con F, ¿cuánto más amor que ese? ¿cómo de repente se le descajetó todo en tan poco tiempo?
Qué miedo que cosas que sentimos tan tan seguras, firmes de repente ¡puf! se evaporan.
Y otras, por otro lado, nacen. Así, de la nada.

Qué loco cómo podemos planificar tantas cosas, pero si no tienen que ser no son. O si tienen que ser sí son. Libre albedrío, lo que quieras... pero al final, no siempre nos salimos con la nuestra... porque en la esquina al final siempre hay un hidden bonus track.

Yo sigo sorprendida. Nadie tiene nada asegurado. Nada.
Lo que tiene que ser va a ser y lo que no, no. Punto.

Podés ponerle toda la onda de la vida, podés poner las manos en el fuego... pero al final no somos nosotros los que tenemos la última palabra porque Doña Vida se encarga de ir moldeando nuestra felicidad moviendo fichas... como tetris, como damas, no sé.

Y de repente aparece alguien que para otros no es la gran cosa, pero para uno significa cambiar de rumbo, cambiar de plan. O no tener plan.
Plan.
Esa es la palabra: PLAN
¿De qué plan hablamos? ¿el de uno mismo, el del destino, el nuestro? El plan es que no haya plan, tal vez. ¿Tiene sentido?

No sé.
Me enmaraño.
Estoy pensando muy rápido y confuso. No pretendo que a este punto alguien me entienda, ya.

La cuestión es que tengamos los ojos bien abiertos o no, la vida nos pega cachetazos o nos mima. Nos sorprende. Nos cambia el moldecito.

Qué fácil sería tener el diario del lunes...