sábado, 20 de agosto de 2011

Son aquellas ¿pequeñas? cosas

Si todos pudiéramos ver las pequeñas cosas buenas que pasan a nuestro alrededor: ¡qué distinto que nos tomaríamos las cosas!

Me considero una observadora, no sé si buena o mala... o qué: pero sí soy muy observadora. Puede parecer que estoy distraída (muchas veces, lo estoy) pero en otras observo. Observo a la gente que entra al tren, al que se sentó en frente mío. Observo a la gente en los bares, a cómo se mira una pareja que se está conociendo, a un padre cargar a su bebé, la sonrisa del cajero de la panadería... observo porque nada es "un gesto porque sí". O eso creo. En esa observación creo que está el poder valorar o apreciar ciertas cosas que uno en el trajín del día pasa por alto. Pero detenerse en esas cosas es maravilloso... si no lo hacés, intentalo... está bueno y no es "una tarea"... aprendés, pensás... a mí me parece interesantísimo. Ahora, ojo... podés encontrarte con cosas que no están buenas entre tanto detalle, pasa y a veces me angustio.. pero bueno, de eso también se aprende ¿no?

El otro día en el tren yendo de San Isidro a Retiro viajaba parada, sentado "abajo mío" (suena mal, pero no jajaja) había un chico de, no sé... ¿28 años? haciendo origamis. De a ratitos miraba lo que hacía, pero era medio obvia así que al toque dejé de mirar (de todas formas ¡era un lío, no lo iba a entender! jaja). Atrás de ese chico, es decir.. en el espacio entre dos asientos respaldados, donde está el tacho de basura, había una chica de, no sé... 23 supongamos. La chica estaba "a la espalda" de este chico, así que ella podía mirar todo lo que quería cómo se iba formando esa magia en el papel. Pasaron como 5 estaciones y el flaquito re compenetrado en su hobby, arte o como lo quieran llamar... la chica mirando los dedos veloces del "origamista".

En un momento el chico, muy rápido, empieza a guardar sus papeles y saca del bolsillo delantero de su mochila un origami chiquitín, se para, se da vuelta y se lo da a la chica... va a la puerta y se va. Listo. Eso fue todo.
La sonrisa del chico y la carcajada breve, pero fuerte de sorpresa que hizo la chica fue lo más. Ese momento... esa entrega de origami a una extraña con una sonrisa, y ese agradecimiento mezclado con pudor (supongo) fue lo más.
Y listo, el chico se bajó sin decir nada.. y la chica se guardó el origami en su campera de jean. Sonriendo.

¿no es maravilloso?
Eso me hizo sonreír. Está bueno no ser siempre el protagonista de tu día y, de vez en cuando, ser espectador... ¡que nunca baje el telón!

No hay comentarios:

Publicar un comentario